La producción de Osbert se centró en un tipo de paisajes bucólicos y oníricos de tonalidades etéreas, con preferencia por el color azul y malva, poblado de figuras femeninas en actitud inmóvil, contemplativa.[1] La mayoría de ocasiones estas figuras aluden a las Musas, vestidas con velos vaporosos y enmarcadas en paisajes idílicos, generalmente de ambientación crepuscular.[2]