Desde la reforma de 1650 hasta finales de los años 1600, el culto católico en Glasgow debía ser encubierto (sólo se permitió a partir de 1778). A finales del siglo XVIII, especialmente debido a la llegada de inmigrantesirlandeses, se hizo necesaria la construcción de una iglesia católica en la ciudad. Finalizada en 1817 y diseñada por James Gillespie Graham, la iglesia reintrodujo el culto romano en Glasgow. En 1805, sólo había 450 católicos en toda la ciudad; pero cuando se culminó la iglesia, eran más de 3.000. No obstante, los habitantes de la ciudad no veían con buenos ojos la construcción de la iglesia y su hostilidad al respecto se hizo evidente: las obras adelantadas durante la mañana eran derribadas en la noche, retrasando la construcción; al final, se hizo necesaria la contratación de guardias para proteger las obras. Sin embargo, otras congregaciones donaron su dinero para la culminación del proyecto debido a las dificultades que el mismo atravesaba.
En 1889 fue elevado a la categoría de catedral y fue restaurada por la compañía Pugin & Pugin.