Se trata de una planta perenne herbácea de base leñosa, de fuerte olor a resina, glandulosa-pegajosa, robusta, de hasta 1,5 m de alta, y cuyas hojas superiores abrazan parcialmente el tallo, con frecuencia ramificado, de follaje denso, por arriba velloso. Las hojas son alternas, oblongo-lanceoladas, enteras o dentadas, de 3-7 cm de largo y 6-12 mm de ancho y se reducen de tamaño hacia arriba mientras las superiores son sésiles y semiabrazadoras. La inflorescencia es espigada, alargada, piramidal de numerosos capítulos florales de 10-20 mm, con lígulas de 6-8 mm, claramente más largas que las brácteasinvolucrales, poco numerosas, amarillas, femeninas, con limbo tri/quadridentado de 5-7 mm de largo. Los flósculos, hermafroditas, con corola quinquefida de dientes iguales, son de color naranja amarillento. El receptáculo es desnudo pero con alveolas rodeadas de una corona dentada. Los frutos son cipselas homomorfas peludas y con glándulas en la parte distal, de color beige a pardo y con vilano de cerdas rígidas y ásperas, frágiles pero persistentes, en una única hilera sobre un marcado anillo basal discoidal y rodeando un claro nectario persistente pentagonal.[1]
Distribución y hábitat
Nativa en el Mediterráneo. En Canarias. Naturalizada en Europa central y septentrional (Alemania e Inglaterra). Habita en cunetas, terrenos baldíos, colinas pedregosas. Florece en verano y otoño.
Usos medicinales
Aunque generalmente se considera una mala hierba, la olivarda tiene múltiples aplicaciones en la medicina tradicional casera contra el paludismo, las enfermedades de las vías urinarias, y como astringente.[2] La infusión de sus hojas se utiliza como remedio para las molestias de la artritis y el reuma[3]
También tiene la particularidad de cortar el sangrado de heridas que no sean de consideración severa. Utilizando solo las hojas machacadas a modo de cataplasma.
Otros usos
La planta aloja insectos que son parásitos de la mosca del olivo. Por esta razón se plantan junto a los olivares, para reducir la población de moscas que dañan al olivo. A este uso se deben los nombres de olivarda y mosquera y sus numerosos variantes.[5]