Hijo de padre prusiano y madre de origen alemán-sueco, sintió atracción por la escritura a muy temprana edad. A los 8 años, oculto de sus padres, comenzó a escribir poesía y a los 14 su padre lo matriculó en la Escuela Militar, intentando alejarlo así de sus tempranas manifestaciones artísticas.[1]
En la adolescencia sufrió «su primer ataque de "sombra al pulmón", enfermedad que lo mantuvo en reposo y que volvería a padecer dos veces más adelante. En su larga recuperación, se dedicó a leer vorazmente lo que trajo como resultado su primera novela», escrita a los 16 años: El ocaso.[1]
Estudió ingeniería química en la Universidad Católica, de la que se tituló en 1949, pero luego se dedicaría al teatro.[2] Su carrera empezó a tomar forma, como la de muchos de sus contemporáneos durante los años 1950, al alero de las compañías universitarias, tanto de su alma mater como del experimental de la Chile.
Se inició como dramaturgo después de ir a ver, en 1950, la actuación de su amigo Eugenio Guzmán en La muerte de un vendedor viajero, de Arthur Miller: «Esa obra despertó en mí el deseo de escribir teatro. Fui a verla como cinco veces porque me fascinó. Entonces me dije 'Esto es lo que quiero hacer, quiero escribir teatro'», recordaría 63 años más tarde.[3]
Su primer gran éxito fue Parejas de trapo, pieza con la que ganó en 1959 el concurso del Teatro Experimental de la Universidad de Chile. Otra obras emblemáticas suyas son Los invasores (1963) y Flores de papel (1970). Sus piezas se han estrenado en una treintena de países y en decenas de idiomas.[4]
Wolff se incorporó en 1979 como profesor titular de Dramaturgia en la Escuela de Teatro de la Universidad Católica, cargo que ejerció hasta 1991. Se convirtió en miembro de número de la Academia Chilena de la Lengua en 1983.
En 1995 murió su esposa Carmen Peña y en 1997 se casó en segundas nupcias con la hermana de ella, Ana María Peña.[5] Este matrimonio lo transformó en padrastro de Alfredo Ugarte Peña, el “bichólogo”.
Wolff desarrolló un estilo expresivo y único, lleno de giros inesperados. En muchas de sus obras, la primera escena es igual a la última, creando un ciclo continuo y completo. Aunque sus temas son universales, su estilo y sus piezas están llenas de referencias a la cultura chilena.
Sus dramas tratan temas sociales, políticos y existencialistas tales como el conflicto entre clases sociales, las diferencias generacionales y la decadencia social; también critican los efectos negativos que algunas reglas sociales pueden causar en la existencia de los individuos.[8]
«El texto teatral ha tenido un cambio fundamental. De ser unipersonal, se ha convertido en un producto multifuncional y colectivo, basado en adaptaciones de cuentos y noticias. Dejó de escribirse sobre la intimidad de los personajes», se lamentaba Wolff en 2009, al explicar por qué había dejado de mostrar sus obras, aunque desde 2003 había escrito seis, que permanecían inéditas. «No las he mostrado, porque sé que no van a tener interés. Este país es muy peculiar; se recluye rápidamente en lo que está de moda, copia lo externo», decía, al tiempo que criticaba que los dramaturgos se limitaran a «crear textos que se monten, de preferencia con rostros conocidos» e insistía en que debían investigar la naturaleza humana.[4]
En esos años de silencio, descubrió otra vocación, la acuarela: «Me gusta pintar, porque es un fruto directo de uno mismo, no como el teatro. Entre lo que el dramaturgo escribe y lo que llega al escenario, se interponen al menos diez instancias, así que termina siendo algo ajeno», explicaba.[4]
Teatro
Las fechas son las de los estrenos, salvo que se especifique otra cosa. Las piezas Entendiendo a Tito, Crónica de un edificio psicótico y Retorno a Tomahue escritas en la primera década del siglo XXI a 2013 permanecían sin estrenar.
José, dir.: Alejandro Castillo, Compañía de Teatro de Cámara, Salón Filarmónico del Teatro Municipal, 28 de marzo de 1980 (2015: Teatro Arte Curicó, dir: Igor Castillana)
Álamos en la azotea (1981)
La balsa de la Medusa (1984)
Háblame de Laura (1985)
Invitación a comer (1993)
Cicatrices (1994)
Claroscuro (1995)
Encrucijada, escrito en 1998 y estrenada en 2000,[9] dir.: Loreto Valenzuela, con las actuaciones de Cecilia Cucuresimon ricolla y Osvaldo Silva
La recomendación, Teatro Antonio Varas, 2003
Tras una puerta cerrada, dir Felipe Arellano, con las actuaciones de Hernán Vallejo y Ricardo Zavala; compañía Quinta Esencia, Teatro del Puente, 2010
Papá gorrión, dir.: Alejandra Gutiérrez, con las actuaciones de María José Illanes, Jaime McManus y Julio Jung Duvauchelle; Corporación Cultural de Las Condes, 9 de julio de 2011
Libros
Mansión de lechuzas / Discípulos del miedo, Santiago, Pomaire n.º 13, junio/julio, 1958
Niñamadre, con prólogo de Rafael Benavente Pinochet; Instituto Chileno-Norteamericano de Cultura, Santiago, 1966, 174 p.
Teatro: Niñamadre / Flores de papel / Kindergarten, con prólogo de Juan Andrés Piña; Editorial Nascimento, Santiago, 1978, 280 p.
Parejas de trapo / La balsa de la Medusa, con prólogo de Agustín Letelier; Universitaria, Santiago, 1987, 187 p.
Los invasores / José, con un breve ensayo, al final del libro, de Juan Andrés Piña titulado Verdad y humanidad en el teatro de Egon Wolf; Pehuén, Santiago, 1990, 165 p.
Teatro completo, 14 obras, con prólogo George Woodyard; Society of Spanish and Spanish-American Studies, Boulder, Colorado, 1990, 659 p.
Invitación a comer / Cicatrices, con nota preliminar del autor; Universitaria, Santiago, 1995, 186 p.
Antología de obras teatrales, 10 obras, con prólogo de Eduardo Guerrero; RIL Editores, Santiago, 2002, 417 p.
Premios y reconocimientos
Primera Mención Honrosa en el concurso organizado por el Teatro Experimental de la Universidad de Chile en 1957 por Mansión de lechuzas y Discípulos del miedo
Primer Premio en el Concurso Teatro Experimental de la Universidad de Chile 1959 por Parejas de trapo