Erika Cuéllar Soto (Santa Cruz de la Sierra, 1978 -)[1], es una bióloga boliviana reconocida como la guardiana de la región del Gran Chaco de Sudamérica, en donde ha trabajado para promover y conservar este ecosistema que abarca regiones de Argentina, Bolivia, Paraguay y Brasil.[2] Un eje fundamental de su activismo es la capacitación de comunidades locales en la conservación de su territorio y la formación de parabiológos que sean guardianes de la naturaleza.[3]
La labor de Cuéllar se enfoca principalmente en la conservación y protección sostenible del Gran Chaco, es coordinadora del Comité de Supervivencia de Especies de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.[5] Una parte fundamental de su trabajo consiste en formar parabiológos, es decir hacer que las comunidades y la población local se hagan partícipes del cuidado de su entorno por medio de capacitaciones integrales para que sean investigadores y custodios de los recursos naturales.[3] Al respecto menciona:
“Me gustaría que la gente local, que conoce tanto sobre la naturaleza, porque ha nacido y vivido en ella, dejara de ser (considerada) simplemente mano de obra barata”[1]
Trabajó de forma destacada en la protección del guanaco. Gracias a sus esfuerzos se prohibió su caza, se explora la repoblación de manadas genéticamente aisladas y se intenta recuperar su hábitat, invadida por el ganado de corral y las plantas invasoras.[5]
En 2016 fue parte del equipo que realizó el primer registro del roedor Sekeetamys calurus en el territorio de Omán, al occidente de Asia.[6]
Reconocimientos
Exploradora de National geographic, 2013.
Personaje del año, categoría ciencias, El Deber, 2012.[7]