Ignacio Fernández de la Somera y Guzmán (Málaga, 18 de junio de 1868-Gijón, 25 de septiembre de 1954)[1] fue un ingeniero de caminos, empresario y político español.
Biografía
Era hijo del propietario gaditano Silvestre Fernández de la Somera y de Luisa Guzmán y Galtier, natural de San Fernando.[2][3] Nacido en Málaga, estudió en la Universidad Central de Madrid,[4] graduándose como ingeniero de caminos en el año 1892.[5]
Tras regresar a su ciudad natal, formó parte de la Jefatura de Obras Públicas de Málaga[6] y participó, entre otros, en el proyecto y obras del puerto de la ciudad de Melilla entre 1903 y 1904.[7]
En su faceta periodística, fue redactor de El Noticiero Malagueño. Por un artículo que escribió en 1902 en este periódico contra los juegos de azar, fue procesado y preso. Este hecho motivó una manifestación de simpatía y fueron a visitarle a la cárcel numerosas personas de gran notoriedad, incluyendo el obispo de la diócesis, Juan Muñoz y Herrera.[8]
En política militaba en el Partido Integrista y fue presidente de su Junta Regional de Andalucía.[9] Destacó por su oposición a las escuelas laicas y su enemistad hacia el liberalismo y el socialismo, de la que dejó constancia en sus mítines.[10]
En la década de 1910[11] fue nombrado director gerente de la Compañía del Ferrocarril de Langreo,[12] y fijó su residencia en Gijón.[13] Allí participaría activamente en la creación de la sociedad «Minas de Langreo y Siero, S. A.» bajo la iniciativa de los Pidal y Loring, suscribiendo Fernández de la Somera 500 acciones. También formó parte del Consejo de Administración de la Fábrica de Mieres.[14]
En Asturias formó también parte de la Junta Regional integrista,[15] hasta que, durante la Segunda República, ingresó, junto con el resto de miembros de su partido, en la Comunión Tradicionalista. Fue consejero de la Editorial Tradicionalista[16] y miembro del comité local tradicionalista de Gijón.[17]
Colaboró en el quincenal gijonés Tradición Astur (1934-1936), en el que llegó a apuntar la posibilidad de una futura fusión del tradicionalismo y la Falange Española liderada por José Antonio Primo de Rivera. Comentando un mitin que este último pronunció en Gijón en febrero de 1936, escribió:
«Todos le escucharon con veneración; pero nosotros, los tradicionalistas, que hemos consumido nuestra existencia repudiando el liberalismo, la democracia y el parlamentarismo como enemigos de la patria española en medio de un silencio sepulcral de las masas católicas que nos tachaban de ilusos, de fanáticos, de inadaptados a la realidad, sentimos verdadero alborozo al escuchar estas mismas condenaciones que sellan con su sangre los valientes y abnegados jóvenes de Falange Española (...). Siempre preferimos llamarnos Comunión Política y no partido; y ¡quién puede dudar que si fascistas y monárquicos buscan con anhelo la restauración de las glorias de la monarquía tradicional, hemos de vernos confundidos algún día en una sola Comunión de fe y de ideales patrióticos».[18]
La guerra civil le sorprendió en Madrid, donde pasó muchas calamidades en compañía de su esposa, Dolores Palau, mujer activa en las acciones de carácter católico y benéfico en Gijón. El matrimonio no tuvo hijos.[13]
↑«Certificado de defunción de Ignacio Fernández de la Somera Guzmán». Registro Civil de Gijón n.º 1. tomo 58_1 (sec. 3ª): pág. 143. 26 de septiembre de 1954.