Hijo del coronel de Infantería Martín Lesmes de Saro y González y de María Martina Marín de Almansa,[2] nació en la entonces provincia española de Cuba. Muy joven ingresa en la Academia de Infantería y en 1895 es destinado a Cuba con el empleo de 2.º teniente donde participa en numerosas acciones contra los insurgentes; regresa a la península pocos meses antes de la derrota española en esa guerra.
El ya general Saro fue miembro del núcleo conspirativo conocido como el Cuadrilátero que desempeñó un importante papel en el golpe de Estado de Primo de Rivera de septiembre de 1923 y que tras el éxito del mismo acabaría instaurándose una dictadura. Poco aficionado a la política y más a las fatigas de la guerra, volvió rápidamente a África a organizar los preparativos del desembarco de Alhucemas, donde dirigió con acierto una de las columnas de ataque, por cuya actuación es ascendido a general de división y el monarca le otorga la merced de conde de la Playa de Ixdain.
De vuelta a la península promueve la creación —y preside— el Patronato de Casas Militares antes de ser ascendido a teniente general,[1] ocupando una de las capitanías generales.
Con la llegada de la Segunda República, el general Saro es separado del servicio y procesado por el Tribunal de Responsabilidades Políticas por su actuación en el pronunciamiento de 1923, por lo que es sentenciado en 1932 por el delito de alta traición y auxilio, e ingresa en prisión,[3] para ser amnistiado en 1934 y pasar a la situación de 2.ª reserva.
Fue asesinado en Madrid el 19 de agosto de 1936 por milicianos republicanos,[1][4] pese a no estar probada su adhesión a la reciente sublevación militar.
Actividades
Estatua del General Saro en Úbeda, Jaén.
Al margen de su carrera militar, promovió numerosas actividades para el desarrollo social, cultural y económico de la provincia de Jaén a la que estaba unido por lazos familiares. Destacan la construcción del ferrocarril Baeza-Utiel[5] —al que el dictador Francisco Franco calificaría como el «capricho del General Saro»—[6] y la Comunidad de Regantes del Canal de Jandulilla, así como en Úbeda, la biblioteca municipal, varios grupos escolares, el Parador de Turismo, la reconstrucción de la Casa de las Torres, la Escuela de Artes y Oficios y el Teatro Ideal Cinema.[7]
Por todo ello y mediante suscripción popular, el escultor local y discípulo de Mariano Benlliure, Jacinto Higueras,[8] erigió un monumento en su honor a finales de los años 20, al que el escritor Antonio Muñoz Molina hace referencia en su novela Beatus Ille.
Su estatua a lo largo de su historia ha conocido diferentes ubicaciones en la ciudad de Úbeda, siendo retirada durante la Segunda República, durante la guerra civil fue fusilada por milicianos mientras la familia la conservaba, volviendo a su cometido tras finalizar la guerra, ubicándose en el Paseo del mercado, y más tarde sobre la década de los cincuenta volvería a su lugar original.
Años más tarde, fue retirada de la plaza de Andalucía (antes General Saro) de Úbeda, generando así gran polémica a principios del 2000, debido a una ineptitud política, que califico a Saro como "Franquista" sin conocer su ubicación histórica, siendo el conjunto monumental retirado y dañado durante su almacenaje, siendo esta restaurada y recolocada en su lugar original años más tarde, sufriendo polémica y crítica social.[9] Muñoz Molina se refiere a la citada plaza en las novelas Beatus Ille y El jinete polaco como «la plaza del general Orduña» en Mágina, trasunto de Úbeda.
Garrido González, Luis; Artillo González, Julio (1995). Instituto de Estudios Giennenses, ed. Nueva historia contemporánea de la provincia de Jaén (1808-1950). Jaén: Diputación Provincial de Jaén, Instituto de Estudios Giennenses. ISBN8487115365. OCLC911637705.