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Llegada a los Estados Unidos del cuerpo expedicionario francés de 1780

Llegada a los Estados Unidos del cuerpo expedicionario francés de 1780៩ុំ។

Desembarco de las tropas francesas

Le conde de Rochambeau pasando revista a sus tropas. (Caricatura estadounidense anónima de 1768.

Los primeros desembarcos se hicieron el 13 de julio de 1768. Los dos día siguientes los efectivos que estaban en buen estado de salud ocuparon el espacio para campamento que les había sido preparado y se desembarcaron los enfermos, que eran muy numerosos. Algunos fueron transportados a hospitales de Newport y el resto a otro establecido en Papisquasha, a doce millas.

Apenas advertida la llegada de la escuadra francesa, acudieron los principales habitantes de los condados vecinos. El conde de Rochambeau fue saludado por las autoridades. "Hemos venido -les dijo- a defender con vosotros la más justa de las causas. Contad con nuestros sentimientos fraternos y tratadnos como hermanos. Seguiremos vuestro ejemplo en el campo del honor y os daremos el de la disciplina más exacta así como el del respeto a vuestras leyes. Este pequeño ejército francés no es más que una vanguardia; pronto será seguido de refuerzos considerables y yo no seré más que el lugarteniente del general Washington".[1]

Había cuatrocientos enfermos en Newport y doscientos ochenta en el hospital de Papisquash. El destacamento de trescientos cincuenta hombres del regimiento de Bourbonnais tenía alrededor de cien enfermos que quedaron en Boston. Habían desembarcado allí, del Isle-de-France, como consecuencia de un error debido a la bruma. En total, la fuerza tenía aproximadamente ochocientos enfermos sobre un total de cinco mil hombres.[2]

El general Heath, que combatía a los británicos en el Estado de Rhode Island, anunció el 11 de julio la llegada de la escuadra francesa a Washington, quien se encontraba entonces con su estado mayor en Bergen. La Fayette partió inmediatamente, el día 15, con instrucciones de Washington, para dirigirse hacia el general y el almirante franceses y coordinarse con ellos.

Plan de Washington contra Nueva York

El general Washington.

Washington proyectaba desde hacía un tiempo un plan de operaciones ofensivas para la reducción de la ciudad y la guarnición de Nueva York. Esa plan, conforme por otra parte a los deseos del gobierno francés, debía ejecutarse sólo si se daban varias condiciones. En primer término, era necesario que las tropas francesas se uniesen con las estadounidenses, luego que los franceses tuviesen superioridad marítima sobre las fuerzas de los almirantes Graves y Arbuthnot, y estos se habían unido frente a Nueva York al día siguiente del arribo de los franceses a Newport. Así, la segunda condición estaba lejos de cumplirse.

Se tenía bien presente que el cuerpo expedicionario había escapado a un ataque de Graves gracias a la tempestad que lo había obligado a volver a Plymouth. También gracias a que éste había capturado cerca de la Azores un navío de la compañía de Indias, el Fargès, cuyo remolque había retrasado su marcha y su unión con Arbuthnot.

Rochambeau y de Ternay dudan en ejecutar este plan

Era pues difícil ejecutar el plan proyectado contra Nueva York. Si bien en principio fue aceptado por Rochambeau y Ternay, ninguno de ellos admitió la posibilidad de su ejecución inmediata y sobre este punto se resistieron mucho tiempo a los deseos de Washington y a los pedidos de La Fayette.[3]

Carta de Rochambeau a La Fayette, y su apreciación del carácter de los soldados franceses

Las tropas francesas estaban desde ya llenas de entusiasmo y entre ellas y sus aliados había un perfecto acuerdo.[4]


Preparativos de Rochambeau en Rhode-Island

Mariscal conde de Rochambeau.

Se había previsto que los británicos, que habían concentrado sus fuerzas de tierra y de mar en Nueva York, no darían a los franceses tiempo para establecerse en Rhode Island. Efectivamente, el general Washington informó al Sr. de Rochambeau que sir Henry Clinton estaba haciendo embarcar sus tropas y no tardaría en ir a atacar al cuerpo expedicionario con las escuadras reunidas bajo las órdenes del almirante Arbuthnot y al ancla en Sandy Hook.

El general estadounidense vigilaba los movimientos de Arbuthnot y, al mismo tiempo que daba a los franceses frecuentes avisos sobre el ataque que se preparaba, se esforzaba por oponerse retrasarlo. A este fin, autorizó a Rochambeau a requerir las milicias del Estado de Boston y de Rhode Island para ayudar a su ejército en los trabajos de la defensa de la isla.[5]​ Estos Estados enviaron de 4.000 a 5.000 hombres comandados por el general Heath, los que mostraron mucho entusiasmo y buena voluntad. Rochambeau conservó con él solamente a 2.000 cuyo comando dio a La Fayette -que le había sido enviado por Washington- y encargó al general Heath que devolviera el resto a sus cosechas, que habían abandonado para ayudarlo.

Rochambeau no perdía un instante. Había reconocido personalmente los principales puntos de defensa, hecho elevar la colocación de las baterías de grueso calibre y de los morteros y establecido las parrillas para poner los proyectiles al rojo. Su campamento cubría la ciudad, cortando la isla de lado a lado: su izquierda sobre el mar y su derecha frente al fondeadero de la escuadra la que a su vez estaba protegida por las baterías de tierra, que se habían colocado en los lugares más convenientes. Hizo también fortificar diversos puntos en los que el enemigo podía desembarcar y abrir rutas para llevar la mayor parte de su ejército al punto mismo del desembarco. En esa posición, el cuerpo francés mantenía una posición central, lo más cerca posible de cualquier punto posible de desembarco, mientras que para cambiar éste, el enemigo debía recorrer importantes distancias.

También envió a la isla de Conanicut un cuerpo de 150 hombres tomados del regimiento de Saintonge, al mando del teniente coronel de la Valette. Pronto, al no encontrar segura esa posición, les ordenó volver.

En doce días, la posición del ejército en Rhode Island fue bastante respetable, gracias a la hábil dirección del comandante y al ardor de los soldados. Desgraciadamente un tercio largo de las tropas -tanto las de tierra como las navales- estaba enferma de escorbuto.

Maniobra de diversión intentada por Washington

Al mismo tiempo, Washington cruzaba el Hudson aguas arriba de West Point con lo mejor de sus tropas y se dirigió a King's Bridge, al norte de la isla, donde hizo demostraciones hostiles. Esta maniobra retuvo al general británico Clinton, quien había ya embarcado 8.000 hombres en los buques de Arbuthnot. Clinton los hizo desembarcar y renunció a su proyecto. El almirante británico se hizo no obstante a la vela y apareció delante de Rhode Island con once navíos de línea y algunas fragatas, doce días después del desembarco de los franceses.[6]

El conde de Custine y Guillaume de Deux-Ponts como su segundo fueron destacados con los batallones de granaderos y de cazadores, y tomaron posiciones en la costa marina. El almirante Arbuthnot permaneció constantemente a vista de costa hasta el 26 de julio y ocasionalmente fondeó a tres o cuatro leguas de ella. El 26 por la noche, Rochambeau hizo volver al campamento a las fuerzas destacadas y las reemplazó por la legión de Lauzun.


Recomendaciones urgentes a Rochambeau antes de entrar en campaña

La campaña estaba ya muy avanzada y las fuerzas navales francesas eran muy inferiores a las británicas como para que los aliados pudiesen emprender por el momento nada importante. Rochambeau, a pesar de las instancias de La Fayette, a quien la inacción pesaba, se ocupó de fortalecer las defensas de Rhode Island con base en la protección mutua que podían brindarse los buques y las baterías de la costa.[7]


Contradictorias cartas de Washington y de La Fayette sobre una ofensiva

El 9 de agosto, cuando La Fayette se hubo retirado al cuartel general de Washington emplazado en Dobb's Ferry, sobre la ribera derecha del río del Norte, escribió a los señores de Rochambeau y de Ternay un despacho extremadamente urgente, en el cual proponía a los generales franceses, en nombre del general estadounidense, dirigirse hacia allí inmediatamente para intentar atacar Nueva York.[8]​ Por otra parte, el mismo correo llevaba una misiva de Washington que no hablaba en absoluto de ese proyecto, sino que respondía con una especie de rechazo a los pedidos de Rochambeau para mantener entre ambos una conferencia.[9]​ Washington decía con razón que no se atrevía a sacar su ejército de frente a Nueva York, pues podría ser atacado en cualquier momento y que, con su presencia, se estaba oponiendo a la partida de fuerzas británicas considerables que hubieran podido dirigirse contra Rhode Island.[10]​ De las primeras cartas intercambiadas en esta ocasión entre La Fayette, Rochambeau y Washington surgió un comienzo de desentendimiento que fue rápidamente disipado gracias a la habilidad de Rochambeau.[11]

Movimientos en ambos bandos

La sola presencia de la escuadra y del ejército francés, aunque estuviesen aún paralizados y realmente bloqueados por el almirante Arbuthnot, había operado una diversión muy útil, puesto que los británicos no habían podido aprovechar todas las ventajas resultantes de la toma de Charleston, y en lugar de operar en las Carolinas con fuerzas preponderantes, habían sido forzados a dirigir a Nueva York a la mayor parte.

A comienzos de septiembre hubo noticias (que resultaron equivocadas) de que la escuadra del Guichen llegaba a las costas de América. En realidad, luego de haber librado en las Antillas numerosos combates contra las flotas del almirante Rodney, Guichen encabezó un gran convoy para llevarlo de regreso a Francia. El caballero de Ternay, bloqueado por fuerzas superiores, había pedido a Guichen cuatro navíos de línea de refuerzo pero su carta llegó a Cap-Français (hoy Cap-Haïtien) luego de la partida de Guichen y el señor de Monteil -que lo reemplazaba- no pudo descifrarla. No hubo así por el momento refuerzos navales. Las noticias de los Estados del sur tampoco eran buenas. Lord Cornwallis se había dirigido a Camden para enfrentar al general estadounidense Gates, que a su vez iba a atacarlo. Gates y su ejército fueron completamente derrotados. Allí De Kalb murió a la cabeza de una división que resistió a todos los esfuerzos de los británicos de ese día. El general Gates se retiró con los restos de su ejército hasta Hill's Borough, en Carolina del Norte.

Sin embargo, el señor de Rochambeau no esperaba más que la llegada de su segunda división y el socorro de algunos navíos para tomar la ofensiva. Ante la noticia (errónea) de la proximidad de Guichen, Rochambeau obtuvo finalmente del general Washington la entrevista largo tiempo deseada. Se la fijó para el 20 de septiembre de ese 1780.

Partida de Rochambeau a la conferencia

Rochambeau partió el 17, en coche, junto al almirante Ternay, quien estaba atormentado por la gota. En la noche, en las cercanías de Windham, el vehículo se rompió y el general debió enviar a su primer edecán, Fersen a una milla del lugar del accidente para buscar algún carretero[12]

Luego de la derrota de Gates, Green fue a comandar Carolina y el general Benedict Arnold fue establecido en West Point. El ejército principal, bajo las órdenes inmediatas de Washington tenía por vanguardia la infantería ligera de La Fayette a la que se había unido el cuerpo del coronel de partisanos Henry Lee. El cuerpo de La Fayette consistía en seis batallones compuestos cada uno por seis compañías de hombres elegidos entre las diferentes líneas del ejército.[13]

West-Point era un fuerte situado sobre una lengua de tierra que se adelanta en el Hudson, cuyo curso domina. Una posición tan dominante que se lo había llamado el Gibraltar de América. La conservación de esa posición, donde mandaba Arnold, era de una importancia capital para los Estados Unidos.[14]


Entrevista en Hartford

La entrevista de Hartford tuvo lugar el 20 de septiembre de 1780 entre Washington, La Fayette y el general Knox por una parte, y Rochambeau, de Ternay y de Chastellux por la otra. Rochambeau tenía como ayudantes de campo a los Sres. de Fersen, de Damas y Dumas. Se acordaron todas las bases de las oparaciones bajo el supuesto de la llegada de la segunda división francesa o de un aumento de las fuerzas navales traídas o enviadas por el Sr. Guichen. Decidieron asimismo enviar a Francia a un oficial francés para solicitar nuevos recursos y apurar el envío de los ya prometidos. Se pensó en un principio encargar esta embajada a de Lauzun ya que su relación con el ministro de Maurepas propiciaba un buen resultado. Rochambeau propuso a su hijo, el vizconde de Rochambeau, colonel del regimiento de Auvergne, que formaba parte del estado mayor de su padre.[15]

Las esperanzas que se habían concebido de poder tomar la ofensiva se desvanecieron por la noticia que recibieron los generales de la llegada a Nueva York de la flota del almirante Rodney, lo que multiplicaba por tres las fuerzas de los británicos. El barón de Vioménil, quien estaba al mando en ausencia de Rochambeau, tomó todas las disposiciones necesarias para asegurar contra este nuevo peligro al fondeadero de la escuadra; pero envió correo tras correo a su general en jefe para hacerlo regresar.

Traición del General Arnold, ejecución del Mayor André. Inacción de los británicos ante Rhode-Island

Hacía un año y medio que el general estadounidense Arnold había establecido relaciones con el general británico sir Henry Clinton para entregarle West-Point, cuya importancia se comentó más arriba. El británico había confiado las negociaciones a uno de sus edecanes, el mayor André. Éste faltó a una primera entrevista con Arnold, el 11 de septiembre en Dobb's Ferry. Se proyectó una segunda a bordo del sloop de guerra, el Vautour, que Clinton envió a ese efecto, el día 16, a Teller's Point, alrededor de 15 o 16 millas aguas abajo de West-Point. Como la prohibición de Washington le impidió -como vimos- abordar el Vautour, Arnold arregló otra entrevista secreta con el mayor André. André dejó Nueva York, viajó en el sloop y luego, con un pasaporte falso viajó a Long Clove, donde se encontró con Arnold el 21 a la noche. Al día siguiente se separaron.

Pero los milicianos efectuaban guardias muy estrictas dado que deseaban asegurar el retorno de Washington. Tres de esos milicianos sospecharon de la identidad de André, que, luego de su entrevista, retornaba a Nueva York disfrazado de campesino: fue arrestado en Tarrytown y se encontró en su calzado todo el plan de la conjura. André ofreció dinero a los milicianos para que lo dejaran huir. Estos rehusaron y lo condujeron a North Castle, donde estaba de comandante el teniente coronel Jameson. El 23 este oficial dio cuenta de la captura a su superior -justamente el general Arnold- ignorando que estuviese complotado. Arnold recibió la carta el 25, mientras esperaba, con Hamilton y Mac Henry, edecanes de Washington y de La Fayette, la llegada del general en jefe. Rápidamente, montó en el caballo de su edecán y le ordenó comunicar al general Washington que partía a aguardarlo en West Point; pero se dirigió a la orilla del río, abordó un bote y se hizo conducir hasta el Vautour.

Washington llegó a Hartford unos instantes después de la apresurada partida de Arnold. Recién cuatro horas después recibió los despachos que le revelaron el complot.

El mayor André, uno de los mejores oficiales del ejército británico y de los más interesantes por su carácter y juventud, fue juzgado y castigado como espía. Fue colgado el 2 de octubre. Su muerte causó tristeza hasta a sus mismos jueces.[16]

A pesar de la superioridad de fuerzas que la escuadra de Rodney daba a los británicos, no intentaron nada contra los franceses, fuese porque Rhode Island estaba muy bien fortificada, fuese porque la estación estaba muy avanzada. Su inacción permitió a Rochambeau ocuparse de la instalación durante el invierno, lo que no dejaba de tener sus inconvenientes, visto la escasez de leña y la ausencia de alojamientos.

Los británicos habían consumido o destruido todo durante los tres años de estadía en esa isla. Rochambeau, en esta dura situación, propuso al Estado de Rhode Island reparar, a expensas de su ejército, todas las casas que los británicos habían destruido, con la condición que los soldados las ocuparan y que cada hogar alojara a un oficial, lo que se llevó a cabo. De este modo no se gastaron más de veinte mil escudos en la reparación de las casas, las que permanecieron luego como una prueba de generosidad de Francia para con sus aliados. Un campamento con barracas hubiese costado más de cien mil escudos por la necesidad de extraer madera del interior y las chalupas francesas apenas hubiesen alcanzado para proveer leña para calentarse.

El 30 de septiembre llegó la fragata Gentille procedente de Francia vía Haití. Transportaba al señor de Choisy, brigadier que había pedido servir en América, el señor de Thuillières, oficial del regimiento de Deux-Ponts, y a otros ocho oficiales entre los que se encontraban los hermanos Berthier, que fueron adjuntos al estado mayor de Rochambeau.

Visitas de los indios a Rochambeau

Durante este período llegaron al campo francés distintas representaciones de los indios.[17]

Notas

  1. El 21 de julio zarpó un brick para llevar las novedades a Francia.
  2. Sólo el regimiento Royal Deux-Ponts tenía alrededor de trescientos y parece que los alemanes son más sensibles al calor que otros hombres(Blanchard.)
  3. El Señor de Rochambeau escribió en fecha 27 de agosto a este último, que le reprochaba su inacción y la inutilidad de su presencia en Rhode Island: "Permita, mi querido marqués, a un viejo padre, responderle como a un hijo cariñoso a quien ama y estima infinitamente"......"Está siempre bien, mi querido marqués, creer a los franceses invencibles; pero voy a confiarle un gran secreto, según mi experiencia de cuarenta años: son los más fáciles de batir cuando han perdido la confianza en sus jefes, y la pierden rápidamente cuando han sido comprometidos en razón de la ambición personal y particular. Si he estado hasta hoy feliz de conservar esa confianza, lo debo al examen más escrupuloso de mi conciencia; es que sobre los aproximadamente 15.000 hombres que han sido muertos o heridos a mis ordenes, en los diferentes grados y las acciones más sangrientas, no tengo para reprocharme el haber hecho matar a uno solo por mi propia cuenta." Memorias de La Fayette, correspondencia, p. 365.
  4. 4 "Esas tropas -escribió La La Fayette a Washington en carta del 31 de julio, fechada en Newport- detestan hasta la idea de permanecer en Newport y arden por unirse a vos. Maldicen a quien les hable de esperar a la segunda división, tienen ira por estar bloqueados aquí. En cuanto a las disposiciones de los habitantes y de la milicia hacia ellas, y de esta última hacia los primeros, las encuentro conforme a mis deseos. Os alegrará saber que el otro día, vi a 250 de nuestros reclutas que llegaban a Conanicut sin provisiones, sin tiendas, y que se mezclaron tan bien con las tropas francesas que cada francés, oficial o soldado, tomó a un estadounidense y le hizo compartir con el, muy amigablemente, si lecho y su comida. La paciencia y la sobriedad de nuestra milicia es tan admirada que hace dos días un coronel francés reunió a sus oficiales para comprometerlos a seguir los buenos ejemplo dados a los soldados franceses por las tropas estadounidenses. Desde el otro lado, la disciplina francesa es tal que las gallinas y los cerdos se pasean entre sus tiendas sin que se los moleste y que hay cercano al campamento un campo de maíz del que no se ha tocado una hoja."Memorias de La Fayette.
  5. Blanchard, encargado por Rochambeau de solicitar al comité de Boston la ayuda de las tropas provinciales, partió el 26 de julio y se hizo acompañar por un dragón sajón, de las tropas británicas que había desertado para servir a los estadounidenses. Este dragón estaba destinado a servir de intérprete, pero no sabía francés; habló entonces en inglés, del que Blanchard sabía apenas algunas palabras. Debieron conversar en latín, y, según Blanchard, "jamás esta lengua me fue de tanta utilidad"
  6. "El 22 de julio, la brigada volvió a Kingsbridge y las compañías de flanco marcharon a Frog's Neck, frente a Long Island; el 25 se embarcaron en transportes para ir a Rhode Island. Mientras nosotros estábamos en Frog's Neck, los franceses llegaron a Rhode Island en número cercano a seis mil, con una flota de siete navíos de línea y de algunas fragatas; y como supimos que tenían muchos enfermos y por otra parte teníamos una flota superior, partimos para atacarlos; nos adelantamos hasta la bahía de Huntingdon en Long Island y anclamos allí esperando el regreso de un buque que el general había despachado hacia el almirante que bloqueaba a la flota francesa en el puerto de Rhode Island y que se mantenía en la entrada. Sobre la base de las informaciones que el comandante en jefe recibió de este buque, hizo detener la expedición. Se informó, un tiempo después, que los franceses estaban tan consternados por la posibilidad de ser bloqueados por una flota superior, que si los hubiésemos atacado, al acercarnos, hubiesen hundido sus navíos y arrojado sus cañones al mar"--Matthew's Narrative.(en inglés)--El autor de est relato es Georges Mathew, quien muy joven entró en los Coldstream Guards, comandados por su tío el general Edward Mathew, y como su edecán fue con ese cuerpo a Nueva York.
  7. Por otra parte, tanto las tropas desembarcadas como las tripulaciones navales continuaban sufriendo mucho las enfermedades ocasionadas por la excesiva concentración. La isla había sido devastada por los británicos y por la estadía de las tropas norteamericanas. Se hizo necesario construir barracas para alojar a las tropas, instalar hospitales en el fondo de la bahía, en la pequeña ciudad de Providence, y ocuparse de conseguir caballos para los húsares de Lauzun. En una palabra, proveer a todas las necesidades de un pequeño ejército durante cuarteles de invierno. El duque de Lauzun fue encargado de comandar todo lo que estaba en el estrecho entre la isla y el continente y en las cercanías de los lugares donde el enemigo podía llegar a desembarcar. Mientras tanto, el intendente de Tarlé y el comisario de guerras Blanchard se ocuparon de procurar a los efectivos víveres y leña y organizar o mantener los hospitales.
  8. Esta carta terminaba con una especie de intimación fundada en la política del país y en la consideración de que esa campaña era el último esfuerzo de su patriotismo
  9. en la que "en una hora de conversación se acordarían más cosas que en volúmenes de correspondencia." Memorias de Rochambeau.
  10. En efecto, si no hubiese habido algunos desacuerdos entre el general Clinton y el almirante Arbuthnot, los franceses hubiesen podido encontrarse desde el comienzo en una posición desastrosa.
  11. Escribió en inglés al general estadounidense para pedirle que en adelante se dirigiese a él directamente y para exponerle las razones que lo obligaban a diferir el paso a la ofensiva. Insistía Rochambeau al mismo tiempo para mantener una conferencia. Desde ese momento, las relaciones entre los dos jefes fueron excelentes.
  12. . Fersen volvió diciendo haber encontrado un hombre muy afiebrado que dijo que no trabajaría de noche aunque "le llenasen el sombrero de guineas". Rochambeau y Ternay fueron personalmente, entonces, a solicitar el vehículo. Dijeron al hombre que el general Washington llegaba esa noche a Hartford para conversar con ellos al día siguiente y el encuentro fallaría si no se arreglaba el coche. "No sois mentirosos -les dijo; he leído en el diario de Connecticut que eso es cierto; veo que se trata del servicio público; tendréis vuestro coche listo a las seis de la mañana." Cumplió su palabra y los generales pudieron partir a la hora dicha. De retorno, cerca del mismo lugar, se rompió una rueda. El carretero, solicitado nuevamente, les dijo: "Y bien, ¿quieren hacerme trabajar de noche nuevamente?". "Lamentablemente, si" -dijo Rochambeau; "el almirante Rodney llegó para triplicar la fuerza marítima que se nos opone y estamos muy apurados por llegar a Rhode Island para obstaculizar sus planes." "Pero ¿que van a hacer contra veinte navíos británicos, con vuestros seis buques?"-insistió el hombre. "Será el más hermoso día de nuestra vida si intentan forzar nuestras posiciones en la rada", le contestaron. "¡Vaya! sois buena gente; tendréis vuestro coche a las cinco de la mañana. Pero antes de ponerme a trabajar, decidme, sin querer saber vuestro secretos, ¿estáis tan contentos con Washington como el lo está de vosotros?" Se le dió esa seguridad, su patriotismo quedó satisfecho y cumpló otra vez su palabra. " Todos los agricultores del interior, dijo Rochambeau quien cuenta esta anécdota en sus memorias, y casi todos los propietarios de Connecticut están animados por este espíritu público, que podría servir de modelo a muchos otros."
  13. . Estos batallones estaban agrupados en dos brigadas, una bajo al general Hand y la otra bajo el general Poor. El 14 de agosto, La Fayette, quien no buscaba más que una ocasión para combatir, había pedido a Washington por escrito autorización para intentar una sorpresa nocturna sobre dos campamentos de hessianos establecidos en Staten Island; pero su proyecto no pudo cumplirse por fallas logísticas
  14. El general Washington, que se dirigía con La Fayette y el general Knox a la entrevista de Hartford, cruzó el Hudson el 18 de septiembre y vio a Arnold, quien le mostró una carta del coronel británico Robinson, embarcado en el sloop Vautour, pidiendo a Arnold una entrevista para hablarle de un asunto privado. Washington le indicó que se negara a esa entrevista, a lo que Arnold pareció consentir
  15. El vizconde de Rochambeau es nombrado por Blanchard -como pudo verse en la composición del cuadro de oficiales del cuerpo expedicionario, como coronel del regimiento de Bourboonnais. Muy pocas Memorias de la época dicen, con los Archivos del ministerio de guerra de Francia, que estuviese afectado al estado mayor de su padre
  16. "El plan de André, si no hubiese sido descubierto, era que, en un día convenido entre Arnold y él, sir Henry Clinton se acercase a sitiar el fuerte Defiance; ese fuerte es reputado como intomable. El cinturón de sus defensas comprende siete acres de tierra; está defendido por ciento veinte piezas de cañón y fortificado con reductos. Está construido sobre la costa, cerca de ocho millas remontando el río Nord. El general Arnold hubiese pedido inmediatamente socorro a Washington y hubiese rendido la plaza antes de la llegada de la ayuda: así Sir Henry Clinton hubiese a continuación tomado medidas para sorprender a los refuerzos, que probablemente Washington hubiese querido commandar el mismo. El éxito de este plan hubiese puesto fin a la guerra. Cuando el general Arnold hubiese escapado, a su llegada a Nueva York hubiese sido nombrado general de brigada por sir Henry. Pero si su proyecto hubiese triunfado, no hubiese habido rango que pudiese pagar un tan importante servicio". Mathew's Narrative, obra ya citada
  17. Los jefes expresaron sobre todo su sorpresa al ver los manzanos cargados de frutas cubriendo las tiendas que los soldados ocupaban desde hacía tres meses. Este hecho muestra hasta que punto era férrea la disciplina en el ejército y muestra con que escrupulosa atención se respetaba la propiedad de los estadounidenses. Uno de los jefes dijo un día a Rochambeau en una audiencia pública "Es bien sorprendente que el rey de Francia nuestro padre envíe sus tropas para proteger a los estadounidenses en una insurrección contra el rey de Gran Bretaña que es el padre de ellos." "Vuestro padre el rey de Francia -respondió Rochambeau- protege la libertad natural que Dios ha dado al hombre. Los estadounidenses han sido sobrecargados con cargas que ya no podían soportar. Ha encontrado justas sus quejas: estaremos donde estén los amigos de sus amigos y los enemigos de sus enemigos. Pero no puedo menos que exhortar a Uds. a que conserven la más exacta neutralidad en estas querellas". Esta visita de los indios a Rochambeau se realizó el 29 de agosto de 1780, en Newport (Blanchard). Se les obsequiaron algunas mantas que se había traído de Francia con ese objeto y partieron de regreso el 2 de septiembre. Esta respuesta de Rochambeau era conforme a la verdad y al mismo tiempo a la política de Francia. Si no satisfizo completamente a los indios, el buen trato y los regalos fueron más persuasivos, pues mantuvieron su neutralidad durante las tres campañas del ejército francés en América.

Bibliografía

  • Les Français en Amérique pendant la guerre de l’Indépendance des États-Unis 1777-1783 (en francés),Thomas Balch, Ediciones A. Sauton, Paris, 1872.
  • Travels in North America in the Years 1780, 1781 & 1782, Marqués François Jean de Chastellux, 2 volúmenes (en inglés), Imprenta de la Universidad de Carolina del Norte, para el Instituto de Historia y Cultura Americana de Williamsburg, Virginia, 1963.
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