Mariana de Jesús Torres |
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Información personal |
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Nombre completo |
Mariana Francisca de Jesús Torres y Berriochoa. |
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Nacimiento |
1563 España |
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Fallecimiento |
16 de enero de 1635 Quito (Ecuador) |
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Nacionalidad |
Española |
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Religión |
Iglesia Católica |
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Lengua materna |
Castellano |
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Familia |
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Padres |
Diego Torres Cádiz y de Doña María Berriochoa Álvaro |
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Información profesional |
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Ocupación |
Monja Concepcionista |
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Mariana Francisca de Jesús Torres y Berriochoa (nació en 1563 en Vizcaya, España) hija de Diego Torres Cádiz y de Doña María Berriochoa Álvaro. Fue una de las fundadoras del primer convento de monjas concepcionistas (inmaculada Concepción) en América, así como su segunda Abadesa.
Llegada a América y Aparición
En el año 1556, gracias a la petición de que se funde un Monasterio de la limpia Concepción, Mariana de Jesús Torres fue elegida para venir a América y cumplir con esta solicitud. El 8 de septiembre del año1579 a los 15 años se consagró al Señor.[1]
Fue siempre muy espiritual y por su constante penitencia destacó en la comunidad. Además, entre 1582 y en 1634 pudo vivir algunas apariciones marianas de Nuestra Señora del Buen Suceso. Es conocida por su biógrafo como "Monja que muere tres veces" porque supuestamente se ha comprobado que murió en 1582, pero luego siguió viviendo hasta su segunda muerte el 17 de septiembre de 1588, resucitó y volvió a morir el 16 de enero de 1635 a la edad de 72 años.[2]
En el retrato consta el siguiente texto:
La madre Mariana de Jesús Torres, española una de las fundadoras y abadesa de este monasterio de limpia concepción de Quito, que por su humildad mereció comunicarse con la santísima Virgen del Buen Suceso.
Por esta razón es recordada principalmente, además de su trabajo como monja concepcionista. La orden de la inmaculada concepción, fundada pocos años antes del descubrimiento de América, fue una de las primeras en asentarse en la Real Audiencia de Quito, junto a los franciscanos, agustinos y mercedarios. En este caso, esta orden religiosa concentraba especialmente a mujeres que decidieron consagrar su vida.
Su vida, su testimonio de la aparición de la virgen, y su muerte, rodeada de milagros, marcó el inicio del misticismo católico en Ecuador.
Véase también
Referencias