Lo que posiblemente ignoraban los campesinos alemanes, es que su grito de guerra procedía de una conocida sentencia de Tomás de Aquino: In extrema necessitate omnia sunt communia,[3] o sea, «en casos de extrema necesidad todo es común». Cabe decir que Tomás de Aquino fue durante toda su vida un defensor de la propiedad privada, y en su tratado teológico, Summa Teologica, este filósofo cristiano dedicó una serie de capítulos a la economía, en los que legitimó la propiedad de bienes así como la actividad comercial y mercantil; ahora bien, Tomás de Aquino también creía que la propiedad privada debía palidecer en casos de extrema dificultad y pasar a ser común.[1]
El inquisidor Aymerich refirió la expresión a la doctrina de los dulcinistas: omnia communia esse docebant, etiam uxores («todo es común, enseñaron; incluso las esposas»).[4]
Usos posteriores
Tras las elecciones municipales de la ciudad de Madrid en 2015, varios concejales incluyeron la expresión en su juramento.[5]
La expresión es reivindicada como expresión de la cooperación colectiva o el apoyo mutuo para desmitificar la noción del homo œconomicus.[6]