Roma Vaquero Diaz (Argentina, 1982) es una artista multidisciplinaria e investigadora argentina, especializada en la performance. Considera la práctica artística como una forma de conocimiento y una praxis de libertad, donde la artista no sólo se transforma a sí misma en el hacer, sino que también es partícipe de esa construcción. Para Vaquero Diaz “El arte de performance es acontecimiento, es encuentro, es una práctica artista del tiempo, el espacio y la energía que necesita de la presencia del cuerpo de quien la propone. Cuando hablo de cuerpo, no me refiero solamente a piel, hueso, sangre, sino también a memorias, pensamientos, dolores, ideas, urgencias; es decir, un cuerpo es todo aquello que somos y que está en tránsito de ser o de construirse. Y ese ser cuerpo siempre es en relación, no es algo fijo y acabado, sino que siempre se encuentra como potencia de ser, y la performance es un portal para esa transformación, para ese devenir”[1]
Biografía
Romina (Roma) Cecilia Vaquero Diaz nació en Pergamino en 1982. Desde los comienzos su obra estuvo fuertemente marcada por la performance, la autobiografía y el paisaje.
«Soy una artista que experimenta distintas técnicas y lenguajes en busca de una manera de decir y de construir mundos en el mundo. Soy una artista que hace más de diez años se dedica como performera e investigadora al arte de performance. Soy una artista en viaje que intenta ser y hacer desde el arte y que no le gusta permanecer mucho tiempo en un mismo lugar. Soy una artista que se inventa artista cada día.>> Roma Vaquero Diaz 2020[2]
Vaquero Diaz comenzó estudiando música y danza desde pequeña. Sus primeros estudios fueron de composición musical, canto y expresión corporal. Asimismo, la escritura siempre fue creciendo paralela a su práctica. En el 2000 realiza sus primeras performances, y a partir de ese momento el cuerpo se vuelve el punto central de su obra. En este tiempo se recibe de Licenciada en Arte Escénica en la Universidad Nacional de Rosario y luego de Magíster en Lenguajes Artísticos Combinados en la Universidad Nacional de las Artes. Desde esos primeros tiempos a la fecha asisto a talleres, seminarios y clínicas de obra, entre estos se destacan las experiencias con Maricel Álvarez; Verónica Ruth Frías; Eduardo Stupía; Valeria Bellusci, Alan Courtis y Juan Carlos Romero.
<<Siempre estuve muy interesada en mi experiencia corporal. Fui de esas niñas que si le decían “no metas los dedos en el enchufe”, o “no toques la plancha caliente”, iba y lo hacía para saber qué era, cómo se sentía y por qué no debía hacerlo. También pasaba muchas horas en el patio de mi casa con proyectos que siempre resultaban fallidos, pero que cargaban con todo mi compromiso, como cavar un pozo y llenarlo de agua con la intención de construir una piscina donde entraran mis hermanos y yo; hacernos una casa de dos metros con ramas y bolsas tejidas, o pasarme una tarde acostada en el campo cubriéndome con tempera roja y haciéndome la muerta para que los extraterrestres no me tuvieran miedo y se acercaran.
Al mismo tiempo, pasaba muchas horas leyendo, iba a talleres de danza, teatro y al conservatorio de música. Por lo cual, mis primeras influencias fueron, por un lado, esas aventuras familiares, los viajes en carpa al río donde conocí otros territorios, gestos y costumbres y los fines de semana compartidos con mi abuela Daé.
Desde 2017 dirige Mundo Performance, una plataforma que contiene un proyecto editorial, propuestas de formación y de investigación, y convocatorias colectivas. Desde allí brinda talleres de arte de performance, de autobiografía y acompañamiento de proyectos. Para Roma Vaquero Diaz ser tallerista es parte de su obra.
<< Entiendo que esos encuentros (talleres y colectivos) son imprescindibles para mí, que son parte de una búsqueda poética y política. El arte tiene una cualidad transformadora muy potente porque está unida a la vida y a la construcción comunitaria. Los talleres permiten que cada una de nosotras demos lugar a nuestra voz, a nuestras historias, a nuestras maneras de hacer y de crear; y, al mismo tiempo, circular y compartir nuestros saberes con otras, construyendo lazos y afectos que luego se expanden a espacios fuera del taller. Asimismo, me parece imprescindible compartir lo que he aprendido, circular la experiencia y la palabra, que el espacio del arte no quede para unos pocos.>>[3]
Trayectoria artística
Roma Vaquero Diaz sostiene que nació performera cuando empezó a nombrarse como tal y que el inicio de su obra performática comienza en el 2011 con Presencia, una performance duracional realizada en galería Lola Mora, Pergamino. "Ahí sentí que había encontrado mi voz en la performance y mi espacio en el campo del arte."[4] Al año siguiente, realiza La Cosahecha su primera muestra individual en coautoría con Gigi Scotellaro. El propósito fue desarrollar piezas como una totalidad y el hacer en dúo como si se tratase del hacer de una unidad creativa. Así, la exposición de este proyecto se pensó como una exhibición individual creada por dos personas y se montó como una instalación performática. En La Cosahecha Vaquero Diaz realizaría algo que luego se convertiría en una de las características de sus exposiciones: la performance se acciona el primer día y las huellas de esa acción se convierten en instalación junto al resto de las materialidades.
En 2013 realiza Piedad privada, el primer autorretrato performático en búsqueda de un cruce entre la performance y la fotografía, y el ritual como transformación mediante el lente de la cámara. Tierra, piedra y vegetación son materiales que se suman como parte de esta búsqueda. De esta manera su obra se fue desarrollando desde el arte de performance hacia otros lenguajes como la fotografía, el videoarte y los objetos gestuales. Expandiendo su interés por las relaciones entre cuerpo y paisaje, y la presencia del gesto, el ritual y la naturaleza.
“Mi manera de pensar, de habitar y de leer el mundo es desde el universo de lo corporal, y me fascina la manera en que desde ahí construimos lo social, los afectos y los saberes. Desde el momento en que nacemos y necesitamos del contacto y del cuidado en presencia de otres para no morir hasta el vínculo que construimos con el territorio que habitamos y los gestos que constituyen esa relación. Hacer arte desde esta mirada es sembrar en el mundo una poética de vida. Crear tiempo para lo ritual, habitarlo colectivamente, modificar la energía de donde nos encontramos y posibilitar transformaciones”. Roma Vaquero Diaz en la entrevista realizada en 2022 por La Tinta[1]
En 2019 presenta No somos territorio de conquista en el Museo Provincial de Bellas Artes de La Plata. Este proyecto multidisciplinario estuvo conformado por una performance, catorce fotografías, un videoarte, una instalación donde continúa accionando la presencia de la ausencia de la performance y un libro de artista procesual; con la intención de convocar espacios íntimos, corporalidades y alimentos que permitan hablar del vínculo entre la tierra, las experiencias encarnadas y los haceres - saberes que posibilitan la comunidad y el buen vivir.
En 2020 publica Cuántos cuerpos entran en un cuerpo. Cuaderno de Territorios (Editorial Flanbé) En este proyecto plantea la idea de que el punto de contacto de dos cuerpos conforma un territorio que se enlaza a un tejido comunitario mayor y que esos cuerpos pueden ser humanos, animales, vegetales y minerales, porque son parte de una misma materialidad que al encontrarse amplía las posibilidades de vida. En 2022 presenta en la Galería Olla Roja, en Buenos Aires, la exposición individual Cuántos cuerpos entran en un cuerpo donde presenta parte del proyecto fotográfico que viene desarrollando desde 2016, pero también suma piezas con procedimientos de autorretrato performático, videoperformance, objetos gestuales; y la performance duracional Apacheta.
Lucía Seijo, curadora de la exposición, escribe acerca de este trabajo: "El cuerpo de Roma está presente, esta vez a través de la lente, haciéndonos saber que su performance es íntima y necesita ese reparo. Sus brazos sostienen ramas y viceversa, su torso prueba el peso de las piedras, sus manos vierten, surcan y acarician. Es un proceso de pasar por el cuerpo esos elementos que guardan una historia para que esa memoria se traslade del objeto a la afectividad. Mover, sembrar, desyuyar, escribir, tocar. Pequeños rituales para entregarse a la ausencia y sobre todo, al cambio. En el tacto hay continuidad, se borran los bordes, se amplifica la vida. Estos espacios, ahora comunes, son territorios enlazados. Un espejo que nos devuelve la imagen de una potencia de vida que sólo se sostiene a través del contacto de cada una de las partes."
Durante mayo y junio de 2022 realiza una residencia de arte en R.A.R.O. programa de residencias ubicado en Madrid, España, donde desarrolla un proyecto de investigaciòn en relación con las partituras de performance. Allí participa de una exposición colectiva en La Quinta del Sordo donde realiza la performance ¿A QUIÉN PERTENECE EL PAISAJE?
“Roma Vaquero Diaz en un diálogo vital se pregunta qué sucede con los cuerpos -entendidos desde un concepto amplio y no únicamente físico-, en diferentes geografías, continentes e incluso tiempos estacionales, pensándolos desde la performance y la construcción del paisaje. Se trata de vivenciar cómo el vínculo con el espacio afecta a lo sensorial a lo que propone un abordaje no binario en la relación cuerpo-paisaje.” María Lightowler 2022
Principales obras
Cuántos cuerpos entran en un cuerpo, 2022 - 2020
Apacheta, 2022
Una pequeña parte contiene todo el mundo, 2021
Yo sí te creo, 2020
Puebla de tierra, 2020
No quiero videollamadas, 2020
Algo en la garganta, 2020
Sanación feminista, 2019
No somos territorio de conquista, 2019
Morir, trabajar, resistir, 2019
Miedo de hablar, 2019
Expandirse como deseo, 2019
El peso del pabellón, 2019
Deseo y autonomía, 2019
Ceremonia para el hambre comunitario, 2019
Carne de mi carne, 2019
Menstru/acción, 2018
Construcción de un círculo de protección para las manos de Mercedes, para los sueños de Gracielita, 2018
Solsticio, 2017
Placamadre, 2017
Frágil, 2017
Ejercicio 57, 2017
Discursos de sed, 2017
La revolución será feminista, 2016
Eterno consuelo, 2016
La revolución era para que la vida de esos hijos fuera mejor, 2015