Sexi, Seksi, Sexsi, Sexs, Secks, Eks, Sessi, X, Exit o Ex es la denominación que recibe una colonia fenicia (identificada por las letras fenicias SKS) que habría protagonizado los primeros contactos con los pueblos indígenas de la península ibérica, según informan las fuentes griegas, recogidas por Estrabón. Este asentamiento se encontraría en el territorio de la actual localidad de Almuñécar (costa de la provincia de Granada) y correspondería posteriormente con la ubicación de la ciudad romana Firmun Iulium Sexitanum.[1]
Según Hecateo, Sexi era la ciudad de los mastienos, que habrían pertenecido al "reino de Tartessos", aunque tal expresión no tiene por qué designar en realidad una entidad política estatal.[2]
En época romana, posiblemente tras la batalla de Munda (45 a. C.), la condición jurídica de Sexi pasó de ser la de oppidum stipendiarium a la de municipium de derecho latino, como recompensa por su apoyo al bando cesariano contra el pompeyano; aunque hay autores que opinan que tal promoción no debió ocurrir hasta época de Augusto.[3]
En la Antigüedad Tardía se produce una discontinuidad de la condición urbana de este núcleo de población, que no volverá a tener hasta al menos los siglos X y XI con la ciudad musulmana ya denominada Almuñécar (nuuifna al-Munakkab); aunque su puerto y su fortificación (el hisn Sat) siempre mantuvieron una importancia estratégica (allí desembarcó Abderramán I en 755). El geógrafo Al Udri (siglo XI) testimonia la presencia en el lugar de "numerosas ruinas antiguas", "los vestigios de una acequia" que ascendía el agua hasta un "ídolo" (sanam) y una "fortaleza (hisn) ... antigua y bien defendida".[4]
Numismática
Sexi emitió moneda de bronce a partir de finales del siglo III a. C., con una numismática similar a la de Gádir (cabeza de Melkart, motivos marinos -atunes, delfines, proa de nave- o astrales) y epigrafía púnica, que pasa a ser neopúnica a finales del siglo II a. C. y latina entre el 105 a. C. y el 50 d. C.[1][5]
Restos arqueológicos
Los restos arqueológicos que parecen corresponderse con Sexi comprenden un poblado (que habría ocupado el mismo promontorio -oppidum- donde se encuentra en la actualidad el castillo de San Miguel[6] en el casco histórico de Almuñécar,[7] -reforma cristiana de la antigua alcazabanazarí- con una cronología establecida de la primera mitad del siglo VIII a. C. hasta el Bajo Imperio romano) y tres necrópolis: Cerro de San Cristóbal o necrópolis Laurita (con una cronología establecida hasta la segunda mitad del siglo VII a. C.), Cerro de Velilla o Montevelilla (junto a una necrópolis argárica de la Edad del Bronce, con enterramientos en cista)[8] y Puente de Noy (con una cronología establecida desde la segunda mitad del siglo VII a. C. -solapándose algunos años con la necrópolis del Cerro de San Cristóbal- hasta el siglo I a. C.) Laurita es la única necrópolis fenicia con todos los enterramientos (22 en 20 tumbas de pozo, algunas dobles) en urnas cinerarias de alabastro egipcias; sus inscripciones jeroglíficas corresponden a Osorkon II, Seshonk II y Takeloth II, tres faraones sucesivos de la dinastía XXII (siglo IX a. C.); al ser reutilizadas, su cronología en el yacimiento es posterior.[9] En Puente de Noy se conservan dos sepulturas de cámara o hipogeos y más de un centenar de enterramientos, muchos de los cuales han sufrido saqueos desde la Antigüedad. El ritual de enterramiento pasó de ser la inhumación a ser la incineración en el siglo III a. C.[10]
Entre los artefactos arqueológicos hallados en Sexi destaca el Vaso de Apofis I, considerada "la primera fuente escrita comprensible de España", por contener jeroglíficos egipcios de época de ese faraón (siglo XVI a. C.)[13]
Descubrimiento de los yacimientos
A lo largo de la historia se fueron encontrando piezas de forma esporádica y con pocas referencias contextuales, como un collar de cornalina, ámbar, vidrio, hueso y lignito, posiblemente procedente de alguna tumba de Sexi, que fue hallado y dibujado por Manuel Rodríguez de Berlanga y Rosado hacia 1870;[14] o las estatuas romanas halladas cerca del aljibe del castillo en 1877 ("... thoracato... figura de emperatriz con traje de sacerdotisa... adolescente con toga...")[15]
En 1962, la construcción de una urbanización en la ladera oriental del Cerro de San Cristóbal hizo aparecer unos restos, que inicialmente se dispersaron, pero que en su mayor parte fueron recuperados por Laura de Prieto Moreno, esposa del jefe arquitecto del Patrimonio de Andalucía Oriental, quien hace llegar la noticia al delegado regional de excavaciones arqueológicas José Pita Andrade, catedrático de Arte de la Universidad de Granada. Este pone el hecho en conocimiento de la Dirección General de Bellas Artes de Madrid, y en 1963 se encarga la dirección de la excavación a Manuel Pellicer Catalán, uno de los pioneros en la arqueología fenicio-púnica en España. A partir de ese momento se pudo excavar un sector intacto y descubrir nuevas tumbas, permitiendo la ordenación de los primeros hallazgos. Por la misma época, las catas arqueológicas realizadas en el castillo de San Miguel pemitieron identificar la zona como un núcleo de hábitat que se remontaría al menos hasta el siglo VI a. C.[16]
En 1979 un profesor del instituto de bachillerato local halló y excavó tres tumbas de la necrópolis de Puente de Noy, a lo que siguió una excavación sistemática dirigida por Federico Molina Fajardo, desde ese mismo año.[17]
En 1982, Molina identificó el núcleo urbano con el lugar conocido como Cueva de Siete Palacios.[18] Desde 1984 hasta 2004, Federico Molina ocupó el cargo de arqueólogo municipal, restaurando la Cueva Siete Palacios -convertida en museo arqueológico-, la factoría de salazón de El Majuelo, tramos del acueducto romano de Sexi (Torrecuevas y La Carrera), el columbario romano de La Albina y otros edificios de cronología posterior, como el Castillo de San Miguel y el Palacete de La Najarra (neoárabe, siglo XIX).[19]
Aunque se conocía su existencia y se había prospectado por Molina en 1982,[20] la excavación de la necrópolis de Montevelilla es la más reciente, desde 2017, por Andrés Adroher Aroux e Iván Sánchez.[21]
aunque tradicionalmente se ha vinculado el ascenso de Sexs a un estatus privilegiado con la reunión celebrada en Hispalis tras la batalla de Munda, considerando que la antigua ciudad fenicia se encontraría entre aquellas que obtuvieron la ciudadanía gracias a su apoyo a César en el conflicto (Henderson, 1942: 7; Hoyos, 1979: 469; Pastor, 1992: 238, 2000: 19; González Román, 2001), existen también investigadores que retrasan hasta época augustea el cambio desde el status de oppidum stipendiarium. Entre estos últimos se encuentra Brunt (1971: 585-588), para quien las numerosas defecciones hacia el bando pompeyano en 45, impedirían una concesión de ciudadanía a gran escala por parte de César, caso que podría extenderse a Almuñécar, según se ha querido deducir de un tesorillo de denarios hallado en las cercanías de la cueva de los Siete Palacios (Ruiz y Rodríguez, 1987), en el que aparece una moneda, de escasa difusión, acuñada por Cneo Pompeyo hijo a finales de 47 (Amela, 2000b: 13) o en el verano de 46 a. C. (Chaves Tristán, 2005: 228), junto a otras que pueden ser contextualizadas en el período de guerras civiles, además de numerario antiguo, y que se ha vinculado a la escasa acuñación llevada a cabo por el bando de Cneo Pompeyo, insuficiente para hacer frente a los gastos de la campaña, y que les obligaría a pagar a los soldados con moneda «vieja» (Chaves Tristán, 2005: 229).
La indicación de la condición de municipio de derecho latino, en Diario Sexitano, op. cit.
... la importante crisis de la ciudad antigua en época tardorromana, que derivará en la desaparición de su categoría urbana en época altomedieval. El surgimiento de la ciudad islámica es un fenomeno que comienza a detectarse entre los siglos X al XI, quedando de manifiesto la ruptura entre ambas realidades urbanas, además de sus diferencias en cuanto a su organización interna y a las relaciones con el territorio.
En cuanto a la terminología con que se califica a al-Munakkab, las fuentes varían: "Marsá al-Munakkab en A 'mál y Rawql al-mi 'far, hisn al-Munakkab en Hulla, sáhil al-Munakkab en Nafh" (Al-Qanṭara - Volumen 27 - Página 197, 2006). Para Yaqut, la etimología de Almuñécar era la expresión "desviarse de algo, el dado de lado", lo que se tenía como un mal augurio; pero Emilio García Gómez y otros (Nuevas ideas sobre la conquista árabe de España: toponimia y onomástica, Real Academia de la Historia, 1989, pgs. 27 y 28) consideran que debe ser la misma que la del lugar homónimo, entre Ceuta y Tetuán, que deriva de Munt Qabb "el monte del cabo", que en el caso del Almuñécar de la península ibérica debe referirse a la Punta de la Mona -web oficialArchivado el 6 de diciembre de 2017 en Wayback Machine.- (descartan la posibilidad de que se refiera al Peñón del Santo, promontorio en que se emplaza la ciudad).
↑F. Molina Fajardo. A. Ruiz y G. Huertas, Almuñecar en la antigüedad. La necrópolis fenicio-púnica de Puente de Noy, Granada 1982 y F. Molina Fajardo, «Almuñécar en el marco de la Cultura Fenicia», en A Imuñécar. Arqueología e Historia II, Granada 1 984. pp. 1-11 Fuentes citadas en Julio Mangas, Domingo Plácido, Elvira Gangutia Elícegui, La Península Ibérica en los autores griegos, 1998
La ciudad fenicio-púnica de Sexi, buscada desde hace años por los arqueólogos, ha sido descubierta en Almuñecar (Granada), en el lugar conocido como Cueva de Siete Palacios, por un equipo de investigadores dirigido por el profesor Fajardo Molina."Puedo afirmar que acabamos de tener un descubrimiento sensacional", manifestó Fajardo Molina a Europa Press, "porque era un anhelo poder descubrir esta colonia tan nombrada en las crónicas griegas y romanas. Son pocas las colonias fenicias que se conocen y la de Sexi fue muy importante en la antigüedad. Teníamos verdadero interés en la arqueología española en poder descubrir su situación".