A finales de 1991, cuando
Linux llegó por primera vez a la red, no había distribuciones propiamente dichas. Lo más parecido eran los disquetes
Boot/Root de HJ Lu. Eran disquetes de 5,25" que podían utilizarse para poner en marcha un sistema
GNU/Linux. Arrancabas desde el disco de arranque y, cuando se te pedía, insertabas el disco raíz. Al cabo de un rato, aparecía un símbolo del sistema. En aquellos días, si querías arrancar desde tu disco duro tenías que usar un
editor hexadecimal en el registro de arranque maestro de tu disco.
La primera fue del Manchester Computing Centre. Conocida como MCC Interim Linux, era una colección de disquetes que, una vez instalados, permitían tener un entorno Unix básico.
Funcionaba sólo por línea de comandos, sin entorno gráfico de usuario, (sin X.
Poco después hubo una versión de la Universidad de Texas A&M llamada
TAMU 1.0A. Esta fue la primera que te permitía ejecutar X, aunque el método que usaban para configurarlo ocasionalmente permitía que el humo mágico se escapara de tu monitor. Ambos fueron desarrollados para uso interno de sus universidades. También fueron liberados al mundo para que cualquiera pudiera utilizarlos.