El Tratado de Fontainebleau de 1814 fue un acuerdo pactado entre Napoleón Bonaparte y los representantes de Austria, Rusia y Prusia en el contexto de las guerras napoleónicas. Tras la derrota de los ejércitos franceses y la ocupación de París por las fuerzas de la Sexta Coalición, el tratado establecía la renuncia de Napoleón y las condiciones de su exilio a la isla de Elba.
Entre las principales condiciones del tratado se incluían las siguientes:[2]
Napoleón Bonaparte renunciaba a todos los derechos de soberanía sobre todos los territorios bajo su dominio. Únicamente le seguiría perteneciendo la isla de Elba, como principado,[1] adonde debería retirarse con una guardia de cuatrocientos voluntarios.
Tanto Napoleón como los miembros de su familia conservarían sus títulos nobiliarios. Sus familiares conservarían sus bienes privados, pero los bienes que el emperador mantuviera en Francia serían devueltos a la corona francesa.
Las tropas polacas al servicio de Francia quedarían libres para poder regresar a Polonia.
El tratado fue ratificado por el propio Napoleón dos días después.[1] El 20 de abril salió de Fontainebleau, y el 28 se embarcó en Fréjus en una fragata inglesa en dirección a la isla de Elba,[4] donde permanecería retirado hasta el 26 de febrero del año siguiente,[5] cuando tomó nuevamente rumbo a París para comenzar el período de los Cien Días.