La «unidad equivalente a álbum» fue introducida a mediados de los años 2010 como respuesta a la caída en las ventas de discos en el siglo XXI. Las ventas de álbumes se redujeron a menos de la mitad entre 1999 y 2009, declinando desde 14,6 a 6,3 millardos de dólares.[4] Por ejemplo, los únicos álbumes certificados con Disco de Platino en los Estados Unidos durante el 2014 fueron la banda sonora de la película Frozen y 1989 de Taylor Swift.[5][6]
El uso de la «unidad equivalente a álbum» revolucionó las listas de éxitos musicales, cambiando los rankings de «álbumes más vendidos» a «álbumes más populares».[7] Entre 1994 y 2005, la Federación Internacional de la Industria Fonográfica contó tres singles físicos como el equivalente a una unidad de álbum en su informe anual Recording Industry in Numbers (RIN).[8] Ha utilizado la «unidad equivalente a álbum» para definir el ganador de su premio Global Recording Artist of the Year desde el año 2013.[9]