Si bien en origen el elemento enviado era una valija o maleta, hoy en día las necesidades burocráticas y logísticas de los estados han extendido esa denominación a elementos mucho más voluminosos. Su uso no ha estado exento de abusos por parte de sus remitentes, suspicacias por parte de los Estados que deben dejarlos transitar y anécdotas de los elementos enviados.[4]