A los pies del árbol se encontraba el dios Heimdall que era el encargado de protegerlo de los ataques del dragónNíðhöggr y de una multitud de gusanos que trataban de corroer sus raíces y derrocar a los dioses a los que este representaba. Pero también contaba con la ayuda de las nornas que lo cuidaban regándolo con las aguas del pozo de Urd. Un puente sobre el Yggdrasil unía la morada de los dioses con la de los hombres: el Bifröst (el arcoíris), que los dioses cruzaban para salir del Asgard y entrar en el Midgard.
Etimológicamente, Yggdrasil se ha interpretado como un kenning, es decir, una perífrasis derivada de mitos nórdicos. En este caso, el kenning significa «Caballo de Odín», ya que Yggr (o Uggr, «temible, feroz») es uno de los apelativos de Odín, e Yggs es el genitivo de Yggr;[2] drasill (o drösull, «errante, vagabundo») es una expresión poética para «caballo».[3] Este nombre reflejaría aparentemente la imagen de Odín subiendo y bajando a voluntad por el tronco y las ramas del fresno, es decir, metafóricamente «cabalgando» entre los mundos. Otros autores interpretan el nombre como «árbol terrible» o «cadalso de los colgados», en referencia a cómo colgó Odín de él durante nueve días.[4]
Los Nueve Reinos o Mundos del Yggdrasil
Para los nórdicos, el mundo de los humanos era solo una rama más del gran Yggdrasil, el fresno del mundo. Nueve mundos posee Yggdrasil, y por ellos pasó Odín antes de obtener el secreto de las runas.
El árbol se divide en tres partes: Niflheim (raíz), Midgard (tronco) y Asgard (copa). Se puede notar en esto la representación del ciclo de nacimiento, vida y muerte que ya se siente en las nornas.
Las raíces son tres. La primera se dirige hacia la fuente de Hvergelmir. La segunda a la fuente de Mímir. La última a la Casa de las Nornas, el Destino.
Los mundos son los siguientes por orden ascendente: